miércoles, 27 de marzo de 2013

El Reino de Alejo Carpentier


Alejo Carpentier (1904-1980) es uno de los escritores  más representativos del “realismo mágico”.  Una corriente literaria donde se conjugan la fantasía y razón. Su obra maestra, “El Reino de este Mundo”, se inspiró en una visita que el autor hizo a Haití.  El libro fue publicado en 1949. Mezcla el relato con la historia convulsa del país caribeño a fines del siglo XVIII y lo sobrenatural. Teniendo como protagonista a diversos personajes entre ficticios e históricos. En este blog, quiero hablar por primera vez sobre este asunto concerniente a la literatura latinoamericana. Este es la estremecedora historia que sigue.

 

El autor cubano, durante el tiempo que vivió, fue testigo de la convulsa historia de la isla. Durante juventud, su oposición al dictador Gerardo Machado (1875-1939) lo llevó a ser encarcelado y exiliado. Durante esos tiempos aciagos, se dedicó por entero a la literatura y su primera obra fue “Alabado sea el señor”. Hay que tomar en cuenta que tenía un apasionado talento por la música y era una autoridad en el tema. Mas tarde con el triunfo de la revolución cubana en 1959, su figura literaria alcanzó importancia. Ocupó diversos cargos diplomáticos y le encargaron un programa radial del régimen castrista que difundía la cultura afrocubana.

 

La historia comienza a finales de los años 1750, cuando Haití era “La perla del Caribe”, una colonia francesa.  Se destacaba por la producción azucarera que era conseguida con la sangre y sudor de millones de esclavos traídos del África. Por ello hace su aparición el protagonista de la obra, el esclavo “Ti Noel” que trabajaba como aparcero de su amo francés Lenormand Du Mezy. En sus ratos libres se encontraba con un pastor manco que le decían “Mackandal”. Este le contaba grandes historias protagonizados por reyes poderosos que combatían grandes batallas en un continente en el cual apenas recordaban, brujos terribles como el “Barón Samedi, maldiciones del vudú y seres sobrenaturales. Todos relatos hacían soñar con la libertad. Un buen día su amigo Mackandal se fugó a las montañas y se sumó a la legión de cimarrones (esclavos fugitivos). Mas tarde el hombre, fue capturado por los crueles franceses y quemado vivo ante una gran multitud.

 

Treinta años después, una revolución ocurrida en la Metrópoli tuvo grandes repercusiones en las colonias de ultramar. Los valores de igualdad, libertad y fraternidad estaban provocando resquebrajamientos en la estructura social, política y económica de la isla. En 1791 por el norte, un brujo de origen jamaiquino llamado “Bockman” lideró una violenta rebelión contra los blancos. Convocando a los “loas” (espíritus de los grandes guerreros africanos) para que ayudara a su gente en esta batalla. Ti Noel estuvo en esa reunión. Las haciendas fueron incendiadas, las mujeres blancas violadas y un sinnúmero de asesinatos por doquier. Lenormand Du Mezy, se salvó de milagro de la masacre.  Lamentablemente el rebelde fue ejecutado y decapitado. El protagonista estuvo a punto de ser ejecutado, cuando fue salvado por su amo. Como si huyeran de una peste, los europeos sobrevivientes emprendieron un doloroso exilio.

 

Ti Noel y su amo llegaron a Cuba, por entonces una colonia española. La economía isleña se basaba en la extracción de caña de azúcar y esta se veía beneficiada por la debacle que Haití pasaba dado su complicado panorama político. La elite española estaba fascinada por la llegada de los exiliados franceses y las costumbres que traían. Muchos de estos reiniciaron sus negocios en tierras cubanas.  El francés en vez de que reconstruir su fortuna, se convirtió en un ludópata incorregible. Despilfarraba el dinero, bienes e incluso  a su esclavo favorito terminó por venderlo para seguir apostando. El pobre hombre murió en la más absoluta miseria. Ti Noel, pasó los siguientes años en manos de su dueño español.

 

A mediados de 1802, en el puerto francés de Brest se hacían los preparativos para una gran expedición militar para recuperar el control de la isla. Las fuerzas militares sumaban unos 31 000 soldados y estaban comandadas por  el general Víctor Manuel Leclerc, flamante cuñado del primer Cónsul Napoleón Bonaparte. La fuerza expedicionaria tenía una singular acompañante: Paulina Bonaparte. La hermana del gran Corso, había decidido ir con su marido a lo desconocido. Era una joven frívola, amante de la moda y con una moralidad sexual que dejaba mucho que desear; especialmente su polémica relación con su masajista negro de nombre Solimán. Debido a su capricho, la operación tuvo serios retrasos. Al llegar a Santo Domingo, la mujer ser instaló en la isla Tortuga…mientras que su marido tenía que ir a batirse en el frente de batalla. No obstante su estadía su interrumpida con la noticia de que su esposo había contraído fiebre amarilla. La enfermedad derrumbo el estado emocional de Paulina. Ella buscó la ayuda de Solimán para ver si su magia podía curarlo. Se entregaron a la superstición…pero todo fue en vano.

 

La muerte del general, marcó la derrota de la campaña. El ejército francés estaba siendo humillado por los negros que luchaban por su libertad, considerados según la mentalidad europea subhumanos o “bestias de carga”. Además se había decretado la muerte de todos los haitianos mayores de quince años…lo cual le dio más motivos para pelear a los rebeldes. Combatían con una gran energía que parecía que los espíritus vudús, les daban un poder sobrenatural sobre sus enemigos europeos encarnados en la diosa Razón, haciéndolos invencibles. Las enfermedades tropicales diezmaron a las tropas francesas, más las sangrientas batallas que tuvieron que librar. Unos 15 000 franceses fueron víctimas de la terrible enfermedad y otros 8 000 fueron pasados por las armas. Una década después, Napoleón mordería el polvo de la derrota en el frío de Rusia. Aquello marcó un precedente.

 

El 1 de enero de 1804, se proclamó la independencia de Haití. Fue un proceso emancipador verdaderamente revolucionario, ya que fue impulsado por las masas populares. A diferencia de otros procesos independentistas del hemisferio occidental, donde fueron liderados por las élites criollas. Además se proclamó la primera constitución que abolía la esclavitud. Tras la muerte de Toussaint Louverture en una prisión en los Alpes franceses, Jacques Dessalines tomó la posta y continúo con la guerra contra los franceses. Este al igual que Bonaparte se auto coronó emperador y emprendió una brutal invasión a la parte española de la isla. Hizo una limpieza étnica contra los blancos restantes y su reinado fue sumamente despótico. Esto lo llevaría a ser asesinado de manera brutal.

 

A mediados de los años 1810, Ti Noel regresaba a su tierra como un hombre libre. Tras reunir una cantidad considerable de dinero, pudo comprar su libertad. Tras más de veinte años de ausencia, ya no quedaba vestigios de las grandes haciendas de los amos franceses. Al hombre lo movía una gran curiosidad y tras seguir a unos jinetes vestidos a la usanza napoleónica. Fue testigo de un gran espectáculo: Una corte imperial de estilo europeo compuesta…por negros. Esto era sorprendente, porque incluso superaba en lujo y pompa al de los antiguos amos europeos. Esta monarquía de fantasía estaba liderada por el rey Enrique que gobernaba de manera tiránica mucho peor que en la época de los propietarios  franceses. Luego observó otra escena realmente extraña, vio una masa negra que parecía construir un castillo o una fortaleza y esta era vigilada severamente por guardias…negros similares a los trabajadores. No podía entender como los negros podían esclavizar a sus propios congéneres. Mientras meditaba, recibió un garrotazo y obligado a trabajar en la construcción de la descomunal fortaleza de la Ferriere, un símbolo del poder absoluto del monarca.

 

Tras terminar la construcción del monumento a la megalomanía del autócrata, Ti Noel fue liberado. Pero el ambiente de terror era patente en todos lados. El 15 de agosto de 1820, mientras el rey estaba en una misa oficiada por un sacerdote blanco tuvo un ataque de epilepsia que lo dejó medio paralizado. Aquello significo una premonición de su reinado. Dos meses después, ocurrió un golpe de estado que convirtió “el cuento de hadas haitiano” en una horrenda pesadilla. El monarca abandonado por todos, decidió pegarse un tiro con una bala de plata. Su hijo adolescente Víctor, que era el príncipe heredero fue linchado. El palacio de Sans Souci, el equivalente caribeño de Versalles fue saqueado.

 

El protagonista ya anciano, se llevó una casaca que alguna vez formó parte del ajuar del fallecido monarca. Una vez terminado el alboroto, una nueva era se instalaba en Haití. Jean Pierre Boyer, proclamaba la república que era lideraba por los mulatos. Pero estos últimos no se diferenciaban en nada, de los antiguos gobernantes. El régimen republicano era tiránico y obligaba a la personas a trabajar en el cultivo de caña de azúcar. En 1849, se restauró por tercera y última vez la monarquía encabezada por Faustino I y siendo este finalmente derrocado.

 

Ti Noel estaba decepcionado del rumbo que había tomado la situación a mediados de la década de 1820. Volvió a la antigua casa hacienda y empezó a refugiase en la fantasía. Hablaba con los objetos inanimados y con los animales. Incluso se mimetizaba con ellos. Ti Noel, es un anciano que cada vez se refugiaba en el recuerdo de Mackandal. Se arrepentía de no haber ido con él a las montañas y gozar de la libertad. Los últimos días de su existencia, estuvieron marcados por la soledad y lo sobrenatural. Una fuerza sobrenatural se lo llevo y nadie supo lo que le ocurrió. El brujo manco se lo llevó a un lugar maravilloso.