jueves, 22 de diciembre de 2011

“Los de abajo, la improvisación revolucionaria”



El año pasado México celebró a lo grande, el Bicentenario de su Independencia y el Centenario de la Gran Revolución social y política que puso una vez más al hemisferio occidental “patas arriba”. Olvidando el pueblo mexicano con estas celebraciones....la narcoguerra que desangra al país, la corrupción absoluta de las clases dirigentes y las terribles desigualdades sociales. En medio de este aciago escenario, aparece una de mis novelas favoritas “Los de abajo”, de Mariano Azuela.

Mariano Azuela (1873-1952)
El autor que fue testigo de la época tumultuosa de la revolución mexicana, siendo médico que atendía a los soldados revolucionarios heridos. Fue un cronista que recogió los testimonios de sus pacientes: Campesinos iletrados que luchaban por acabar con las injusticias, a las que son víctimas. Siendo la materia prima de varias de sus novelas. Escrita mientras estuvo viviendo en el Paso, localidad en la frontera estadounidense. Publicando semanalmente cada capítulo en el diario chicano " El paso del Norte".



El autor expresa su pesimismo acerca de la revolución que tuvo un comienzo alentador, apelando a las masa populares para derrocar a la prolongada dictadura de Porfirio Diaz...pasando a una amarga lucha entre los caudillos revolucionarios (Villa, Zapata, Carranza y Obregón) por obtener la silla presidencial. También como paulatinamente esta crea un “Frankestein” llamado el PRI. Es decir tanto derramamiento de sangre...para que las cosas sigan igual.

El relato se desarrolla en la segunda fase de la revolución más militar y menos ideologizada. Esta ocurrió cuando el presidente Francisco I Madero, fue asesinado en un golpe de estado por parte del general Victoriano Huerta en febrero de 1913. El cuartelazo fue apoyado por la embajada americana y la oligarquía capitalina todavía leal al antiguo régimen de Diaz. Demostrando que la democracia es solo un estorbo para las clases poseedoras . Lo cual provocó una violenta insurrección, plasmándose en la novela.


El pucht tuvo muchas similitudes con otro que ocurrió en Chile sesenta años después. Ambos presidentes derrocados fueron traicionados por sus militares de mayor confianza (Huerta y Pinochet) y finalmente asesinados de manera brutal. También recibieron apoyo directo de EEUU (El Decano de la democracia universal), además se caracterizaron por su extremada violencia. Como dice el dicho " En esta obra solo cambió el escenario y los personajes". Inclusive compartían un gusto siniestro por usar lentes oscuros que resaltaban su maldad poderosa.


Nuestra historia comienza en el pueblito de Juchipila, a comienzos de 1914. La improvisación, caracteriza al relato, simbolizado como protagonista a Demetrio Macías. Una noche unos soldados federales entraron a su humilde cobacha y quisieron abusar de su mujer. Lo cual lo enfurece y amenaza a los militares con un fusil, obligándolos a retirarse...pero tiene que abandonar su hogar. Este campesino con escasa formación intelectual, sin un objetivo claro crea un improvisado ejército conformado en su mayoría por campesinos analfabetos.

Poco después conoce al estudiante de medicina Luís Cervantes (alter ego del autor), la antitésis de Demetrio. Caracterizándose por su desentonado idealismo y el uso excesivo de palabras rebuscadas Este había desertado del ejército federal, para unirse a su lucha. Pero al conocerlo...se generaría un conflicto simbólico por los caracteres opuestos de estos personajes ya sea en cuestiones intelectuales, sociales y políticas . Esto también se muestra en el lado personal: Cuando rechaza el amor de Camila, una campesina ingenua...considerándola inferior.


Demetrio tiene una notable participación en la batalla de Zacatecas ocurrida en abril, junto con el general Pánfilo Natera. Los revolucionarios deciden festejar su enorme victoria, a lo grande con comilonas, borracheras y prostitutas. Allí aparece “La pintada”, meretriz a la que hace suya el jefe revolucionario. Mientras tanto el estudiante de medicina roba un diamante y huye a Texas desengañado de la revolución para continuar sus estudios. Su partida quedará grabada en una carta dirigida a sus antiguos compañeros.


Regresa a su pueblo, donde se dedica a saquear la hacienda del cacique Don Mónico, que huye aterrado. También se encuentra con su mujer, que le conmina a abandonar las armas...pero no le hace caso. Corre el año de 1915, cuando su admirado general Villa es derrotado por la alianza de Venustiano Carranza y Álvaro Obregón en la batalla de Celaya. Es incrédulo con la noticia, hasta que las fuerzas Carrancistas lo atacan. Este presenta batalla, no le importa morir y ser derrotado. Al final su muerte es descrita de manera poética, mostrando la grandeza de Demetrio Macias.

miércoles, 19 de octubre de 2011

El Sexto: La Prisión del Ser


Este 2011, se celebra el centenario del nacimiento del escritor apurimeño Jose María Arguedas ( 1911- 1969), que por razones de marketing turístico no lo declararon como lema del año. Teniendo miles de razones para merecerlo. Incluso pudo ganar el premio nobel por tanta genialidad literaria reunida en sus escritos, ya sean cuentos, poemas y novelas. Pero hay una obra especial que plasma ello: “El Sexto”. El libro publicado en 1961, relata la experiencia no menos traumática del autor en dicho lugar.
La creatividad llega de las situaciones más inesperadas, surgida cuando participaba en una protesta siendo estudiante sanmarquino a favor de la república española. Corría el año de 1937, era una época genial para ser universitario...ya que el debate era intenso debido a la coyuntura mundial. La guerra civil española ocupaba un puesto privilegiado en las tertulias universitarias. Se burlaban de la poses imperiales de Mussolini, alababan la valentía de los brigadistas internacionales y lo más importante se leía como cancha.

Justo en esos momentos, se enteraron de que el general italiano apellidado Camarotta (representante del Duce) iba a visitar su universidad. Aquella noticia indignó a los alumnos que se declaraban partidarios de la república que la triada dictatorial (Hitler, Mussolini y Franco) quería destruir. Por aquel entonces, el gobierno peruano encabezado por el dictador Oscar R Benavides era simpatizante facistoide. A ello se les agregaba el bombardeo a la ciudad vasca de Guernica y la humillante derrota de las tropas italianas en Guadalajara por parte de los republicanos, exacerbaron los ánimos de protesta.
Los universitarios, entre ellos Arguedas pifiaron su presencia e intentaron arrojarlo a la pileta para humillarlo. Durante unas horas el patio de la universidad se convirtió en un campo de batalla, uno más que presenciaba la madre patria. Ante esta humillación, los involucrados en este acto fueron juzgados en un tribunal militar y enviados a la prisión brutal “El Sexto”, una mole de cemento ubicado en la avenida Alfonso Ugarte.


Donde estaban recluidos los delincuentes más avezados, violadores, traficantes de drogas, asesinos y dementes. Era mitad fumadero mitad manicomio. Incluso se enfermó de apendicitis en los últimos días de su reclusión. Él estuvo más de un año en ese infierno.
Allí empieza la historia de Gabriel (alter ego del autor). El protagonista tras ser encarcelado por “pensar distinto” empieza a ser parte del universo que puebla la cárcel. Desde el primer piso lo poblaban los criminales más brutales, cuyos monarcas eran “el negro Puñalada”, “el gordo Maraví” y el travesti “El Rosita”.
Allí predominaba la ley del más fuerte. Los odiaba, porque ellos eran la representación más grotesca del enemigo que tanto combatía Hasta el tercer piso donde se encontraban los presos políticos, a los que consideraban una especie de santos que luchaban contra "El can Cerbero", cuyas tres cabezas estaban constituidas por la oligarquía, la iglesia y los gorilas (militares).
El autor resalta las luchas políticas entre los apristas y comunistas. También se distingue sus diferencias ideológicas y numéricas. Además se lanzaban acusaciones por ejm...se les acusaba a los marxistas de ser agentes de Moscú y a los militantes del partido de la estrella de ser cómplices de la burguesía. El joven no tomo partido por ninguna tendencia ideológica (al igual que el escritor) y se proclama como un idealista que ama su país. Aquella neutralidad no agradó a sus compañeros, no por ello perdió a sus amistades, especialmente la del minero Alejandro Camac. Su amigo murió tras una penosa enfermedad y él lo cuidó en sus últimos días.

Un buen día, vieron una escena que marcaría a Gabriel. Ya había visto, como “Puñalada” maltrataba a los reclusos más débiles y ejercía el poder absoluto en su celda. Pero aquello, fue “la gota que rebasó el vaso”. Un adolescente campesino llamado Libio Tassayco lo mandaban al primer pabellón donde tendría una experiencia horrible. El chico era acusado por su patrona por el robo de su collar...y para colmo lo encontró tiempo más tarde. Pero el púber, fue violado por los delincuentes. Aquello es una metáfora de la injusticia que hay en el Perú, donde los intereses de los ricos siempre son favorecidos.
Esto se le sumaba a la prostitución que era sometido un preso adolescentes apodado “El clavel” que termina loco. Harto de tanta inmundicia le paga a otro recluso llamado “El Piurano” para que asesine a esa" rata". Pero otro reo se le adelanta, un andrajoso demente que mostraba su falo a 5 centavos a los demás presos. Posteriormente es interrogado junto a su compañero por la muerte del zambo. Luego ambos tiene altercado con un investigador conocido como “El Pato”. En el que termina asesinado. La muerte de esa lacra, es una victoria del tercer pabellón. Pero unos días se encuentran con otro maleante que va a remplazar al criminal asesinado.

Posteriormente esta experiencia se plasmaría en las siguientes obras donde los protagonistas viven una prisión espiritual. Ya sea Ernesto en el internado o los habitantes de Chimbote presos de la ignorancia, la promiscuidad y la pérdida de su identidad andina. Esto se ve también en la novela “Yawar Fiesta" donde los campesinos, viven en una cárcel llamada hacienda cuyo carcelero era el gamonal “Don Julián”. Además se plasma esa visión pesimista en “Todas las sangres”, en que los indios del pueblo de San Pedro de Lahuaymarca son prisioneros de los intereses del capital extranjero (consorcio Wisther-Bozart).
José María Arguedas vivía en una prisión espiritual donde las depresiones, sus traumas de infancia y su enorme desazón de que el mundo andino desapareciera bajo el peso de la modernidad. Hizo que se liberara de ese “Azkaban”, que recluía su alma. El 2 de diciembre de 1969, moría tras 4 días de agonía tras disparse un tiro en la sien.
Ya antes había protagonizado un intento de suicidio tres años antes. Entre tanto Perú cada vez más se asemejaba al “Sexto”, con tanta corrupción, violencia, dictadura, pobreza y hambre en los años que trascurrieron tras su muerte teniendo la dicha de no presenciar ese sombrío futuro. El consagrado autor en esos aciagos momentos ya era un pájaro libre en su Edén andino.

viernes, 1 de julio de 2011

La cagada del diablo

"Detrás de una fortuna hay un crimen" Honore de Balzac



Basada en la novela de Upton Sinclair (1878-1968), escritor simpatizante del socialismo libertario. A diferencia de los escritores de “la generación perdida” ( Hemingway, Fitzgerald, Doss Passos y Faulkauner). No emigró a París como los demás, prefiriendo quedarse (combatiendo con su arma más poderosa: su pluma) a los grandes magnates como Rockefeller, Vanderbilt, J P Morgan y W R Hearst, que habían convertido la tierra de la libertad en una propiedad más.

"Con el dinero sucede lo mismo que con el papel higiénico; cuando se necesita, se necesita urgentemente."

Mientras la mayoría de los autores, trataban en sus obras el punto de vista de los americanos cultos, caricaturas de la realidad americana y auto exiliados. Su temática literaria se basó en lo que sentía el americano promedio con sus pasiones, frustraciones y alegrías. Desmarcándose de la imagen creada por Hollywood acerca de los estadounidenses.


Su primera novela “La jungla” es el retrato espeluznante de las condiciones de trabajo que se realizaban en los mataderos de Chicago. La publicación del libro causó conmoción en la sociedad de ese entonces. Esto obligó al gobierno a decretar una serie de leyes que mejoraban la condición de los obreros. Pero eso no le bastó, creó una comunidad socialista en Nueva Jersey, abandonada un año después debido al incendio del edificio y el boicot de la prensa.


El literato postuló para un cargo público. No tenía padrinos que le dieran “apoyo sustancial”. El creía que la voz del pueblo podía llevar a la sociedad a ser próspera y moderna, no las grandes fortunas acumuladas de los pluctócratas. Según su visión: El pueblo es más grande y poderoso que todos los ricos y sus mercenarios juntos (policía, ejército, gobierno, tribunales, servicios de inteligencia e iglesia). En 1943 gano el premio Pulitzer, como reconocimiento a su trayectoria.


Para el momento de su muerte acaecida en noviembre de 1968, el pueblo estadounidense luchaba por su dignidad. (los afroamericanos buscando ser tratados como verdaderos ciudadanos sin el riesgo de ser linchados o discriminados en los autobuses por su color de piel y los jóvenes negándose a participar en una guerra absurda como la de Vietnam que solo iban a morir los más pobres). Ante este panorama pudo descansar en paz. Su lucha no había sido en vano.


Daniel Plainview, una mezcla de antepasados alemanes, cheyenes e irlandeses. Su apellido deriva de Planweizt usado por sus abuelos y bisabuelos cuando cruzaron el Atlántico desde algún lugar de Sajonia. Era un empobrecido minero que no tenía “donde caerse muerto”. Pero sin distraernos del tema, el minero sufrió un horrible accidente. Esto lo hizo comprender que así nunca saldría del abismo de la pobreza, era el año de 1898. Mientras soportaba el dolor de trabajar en ese hueco infernal, EEUU invadía Cuba y Filipinas, un par de islas infestadas de malaria y fiebre amarilla, que pasaron de ser colonias españolas a protectorados yanquis. 4 años después, incursionaba en la extracción del oro negro.



Lo acompañaba un personaje peculiar, un bebe de pocos meses de nacido (hijo de un compañero muerto), que solo se conocido por las iniciales de HW Plainview. Lo bautizó de brea como un miembro más de esta nueva religión cuyo dios máximo era la Standar Oil ( monopolio de J R Rockefeller).

Exxon empresa nieta de la Standard Oil

Se convertiría en padre y madre del muchacho. En la historia jamás se le conoce el nombre de su madre. Se incomodaba si tocaban ese tema. La relación entre padre e hijo fue la clásica relación entre los futuros empresarios y su prole. El hijo fue un diligente colaborador de su padre. A su temprana edad lo acompañaba en todas sus reuniones que tenía con los granjeros para que les vendieran sus tierras y extraer sus riquezas en el suelo.


Un buen día de 1911, un mozuelo llamado Paul Sunday, le pasó un dato de que había un yacimiento de petróleo ubicado en la granja de su familia allá por California. Tras el terremoto de 1906 que asoló la región, el líquido negro brotaba del suelo, como el maná. Como bendecidos por la naturaleza Plainview y su hijo fueron por “el santo grial”.


En ese terreno baldío vivía la familia Sunday, típico grupo del Oeste, que era presidido por un “pater familia” ya anciano llamado Abrahan. El verdadero poder lo representaba su hijo Eli, hermano gemelo de Paul. Era un predicador carismático (demasiado chibolo para hacerlo) que curaba enfermos y expulsaba demonios. Los servicios religiosos eran el único entretenimiento del pueblo.


El autor utiliza su figura, para mostrar su excepticismo frente a la religión, sobretodo el fundamentalismo cristiano, que lo consideraba un cáncer tan nocivo que iba de la mano con la plutocracia, otro mal que combatía. El fanatismo no permitía que las personas tuvieran un pensamiento crítico ni cuestionaran las cosas, convirtiéndolos en seres autómatas y sumisos. Basta con decirle que la Biblia es un libro tan infalible como el libro Rojo de Mao o el libro Verde de Gadafi, para manipular a la gente acerca de una falsa promesa de salvación.


Entre los presentes se encontraba una niña llamada Mary, tímida y temerosa tanto de Dios como del hombre, hermana menor del clan de los Sunday. Tenía casi la misma edad de H W. Ambos congenieron rápidamente. Tener un compañero con quien jugar le hacía olvidar el ambiente de miedo y fervor religioso que la mantenían hecha una prisionera. Una vez le contó a H W que le pegaron por no haber rezado.

Una vez retirados las mujeres del comedor, se comenzó la negociación para la compra de sus tierras que serían usadas para la perforación. El predicador mostró mucho tacto para los negoccios. Demostrando que se puede ser fiel a dos amos sin tapujos: Dios y el oro; porque son uno solo. Finalmente se acepto con la condición de que Plainview hiciera donaciones a la iglesia.


El solitario desierto se llenaría de vida con la instalación de un campamento de obreros que construirían las torres. El dato era cierto, el petróleo salió como el agua chorreante . La llamarada que impresionó a Zaratustra hacía miles de años, era la bendición de la madre tierra que adoraban los apaches (que una generación atrás fueron exterminados y expulsados de sus tierras). Plainview se convertiría en un hombre rico y poderososo pero solo era el comienzo de un proyecto siniestro además de extraño.

Unos meses después, inauguró la plataforma, el hecho fue celebrada por la aldea y bendecida por Eli Sunday. La bautizaron como Mary, la amiguita de su vástago, a ella le causaba gran escozor ese señor, con su mirada maliciosa típica de los pedófilos. Dudaba de sus intenciones verdaderas...pero más le daba miedo su hermano que maltrataba psicológicamente y físicamente a su padre, además ejercicía sutilmente un régimen teocrático.


Una aciaga tarde, HW descansaba en una de las torres cuando fue sacudida por una violenta explosión. El chico sobrevivió pero perdió la audición de manera irreversible, sin querer deterioró la relación que tenía con su padre...ya no lo consideraba útil. Poco a poco fue desentendiéndose del chico, encargando su crianza y educación a terceros...hasta contrató a un profesor que sabía el lenguaje de los sordomudos.

Unos días después del incidente se presentó un extraño hombre que se llamaba Henry y decía ser su hermano. Por motivos que desconocemos, abandanó a su familia para hacer fortuna. Le suplicó que le diera trabajo, el desconcertado se lo da . Se siente raro tener a frente a frente a su "hermano". Lo consideraba una amenaza para su tranquilidad. Lo emplea como topógrafo para ver los terrenos donde se harían las perforaciones para el oleoducto. Se gana su confianza pero eso es lo que le hace creer. Le cuenta en una noche solitaria que su meta no es ser millonario sino tener esa fortuna para vivir una vida ermitaña.


En una de esas noches sombrías descubrió que ese hombre no era su hermano sino un amigo de él y le confiesa que murió de tuberculosis hacía mucho tiempo. Esta desgarradora confesión no le salvo de ser asesinado como un perro y enterrado en un sencillo hueco. Fue la máxima degradación que Plainview había llegado, el ambiete refleja ese índice de maldad.



Poco después de asesinar al impostor, la historia da un giro sorprendente. Decide convertirse a la iglesia del pastor Eli Sunday como condición para comprar los terrenos listos para perforar. El bautismo se caracterizó por las humillaciones, fanatismo e imbecibilidad que tuvo que soportar para alcanzar su meta. El oleoducto llevaría el líquido que lo haría rico.


Corría el año de 1927, H W se casaba con la novia de toda la vida, Mary. Ellos emplearon el lenguaje de los sordomudos para expresar su amor. Uno de los ausentes más notables era su padre. El ya era un sexagenario recluido en su mansión estilo Tudor en los Angeles, convertido en un alcohólico desquiciado (a pesar de que el alcohol estaba prohibido, bebía whisky sin problemas), de vez en cuando realizaba disparos al azar por la sala.

En un lúgubre atardecer lo visitó su prole que le hablaba de tener su propia empresa petrolífera que explotaría yacimientos en México. A su progenitor le cayó como baldazo de agua fría, el se convertiría en su competencia, lo humilló delante de su intérprete, se burló de sus discapacidades físicas y le dijo que no era su hijo sino adoptado. Lo usaba para entercener a sus clientes. Él conservó su dignidad y se retira silenciosamente de ese manicomio.

Unas horas más tarde, estaba tirado en su sala de bolos durmiendo como un vago. Hasta que su asistente le avisó que el pastor Eli Sunday lo visitaba. Él con un gesto dulce y burlón lo saludaba. Hablaron de los tiempos pasados y también presentes. El religioso habló todo el tiempo y contó que incursionaba en la radio pero le dice que necesita que la haga un préstamo.


El viejo magnate herido pero no derrotado le ordena que diga que “Dios no existe”. La tensión afloró en la sala...de repente la furia se apodero del millonario, quería descargar toda su ira contra ese mequetrefe, farsante y manipulador que lo había humillado por un “plato de lentejas” (Pozo de petróleo), considerarse un socio de su imperio. Le recordó que su hermano Paul se merecía el crédito por convertirlo en millonario. Ser cuñado de su "hijo" no lo salvaba de su ira.


Lo atacó con bolas de boliche, se tropezaba con el suelo encerado de la pista. Se jactaba de forma grotesca de ser la rencarnación de Dios y lo insultaba de hipócrita e interesado. Con una pieza de bolos lo golpeó hasta matarlo, “la sangre llegó al río””. Al bajar al sótano su asistente para ver lo que ocurría, Plainview le respondió de manera triunfal “Ya terminé”. La saga del excremento del diablo concluía de manera cruel.


jueves, 17 de febrero de 2011

El sueño del celta



Hace dos meses, Mario Vargas Llosa recibió el premio nóbel de literatura que durante años le fue esquivo, reivindicando a la lengua castellana. Su última obra “El sueño del celta”, es otro de los universos que el autor ha creado con su prolija pluma. El libro trata sobre la vida del diplomático, humanista y rebelde irlandés Róger Casement (1864-1916), que se atrevió a denunciar las atrocidades que se cometían tanto en el Amazonas como en el Congo contra las poblaciones nativas por personas que se consideraban civilizadas. Vamos a contar el relato que dará mucho que hablar.


Corría el año de 1880, nuestro protagonista era un mozuelo de 16 años que trabajaba en una compañía naviera que hacía viajes a las costas africanas. El adoslecente le fascinaba África, un continente desconocido, lleno de misterios fascinantes por descubrir. Era admirador infatigable del explorador galés nacionalizado americano Morgan Stanley, que hizo célebre por encontrar al misionero escoces David Livinstong sano y salvo, en la región de los grandes lagos, actualmente Uganda. A los 20 años se embarcó al Congo cumpliendo su sueño. Tenía un idealismo, que sus compañeros consideraban “raro”. No venía enriquecerse como los demás sino a llevar el progreso y la ciencia de Europa.


Henry Morton Stanley 1841-1904

En ese época, El Congo se convirtió en la propiedad personal del rey Leopoldo II de Bélgica. El monarca quería que este enorme territorio, se convertiría en una fuente de materias primas que abastecerían las industrias europeas a cambio sus habitantes se convertirían en personas civilizadas. Esto se promocionaba como una empresa humanitaria que los sacaría de las superticiones, canibalismo y de la esclavitud de los mercaderes árabes a los nativos congoleses.


El joven Roger, tuvo la oportunidad de conocer y ser parte de la expedición liderada por su héroe Stanley en las selvas africanas. Tras recorrer, un sendero dificultoso, con un clima tropical inclemente y acosados por los mosquitos que trasmitían malaria pudieron llegar a las aldeas, lo que vio marcaría su porvenir. El líder de los exploradores, les hizo firmar una serie de tratados, con las tribus, en los cuales cedían sus tierras y hombres para la extracción del caucho. Luego de suscribirlos brindaba con los nativos con ron y whisky. Le molestó que fueran a firmar unos documentos que no sabían de que se trataba su contenido debido a que estaban redactados en francés. Decidió encararlo, esto era demasiado. Al ver a reacción del joven, justificó esa actitud alegando que era para “bien de los nativos”. Sería el preludio del horror.


Los africanos podían ser azotados con un látigo hecho de piel de hipopótamo (llamado "chiquotte", les amputaban la mano y los mataban al no entregarles a los europeos las cuotas requeridas de caucho. La mitad de la población congoleña de ese entonces unos 20 millones, fue exterminada. A pesar de que literalmente estaba “en las entrañas del infierno”, no perdió su humanidad como hubiera sido normal en esta tierra sin Dios. Allí conoció al marinero polaco nacionalizado británico Joseph Conrad, futuro autor del célebre libro “el corazón de las tinieblas”.

La tragedia del Congo

Al empezar el siglo XX, la prensa europea y norteamericana querían averiguar que pasaba realmente en el Estado Libre del Congo. Justo en ese momento, Casement era cónsul de UK en Angola, por entonces colonia portuguesa. Con ese cargo podía hacer sus investigaciones a pedido del gobierno inglés. Tras recuperarse de su tercer ataque de malaria, que lo dejó postrado en la cama por un año. Pudo partir a cumplir su misión.


"Te daré suficiente caucho para que te hagas una conciencia elástica"

Recorrió en un buque de vapor los serpenteantes ríos que tenía la región. Recabó información en los puestos militares de avanzada, las misiones religiosas y las escasas postas de salud, regenteadas por las monjas, que lidiaban con los males tropicales que hacían estragos. Le consternaban ver a miles de bantues, hutus y tupsis con los mienbros cercenados. Todo ello era la metáfora perfecta de cuan brutal se puede convertir el capitalismo en aras de obtener ganancias.


Todas era graves acusaciones contra el rey, que se consideraba humanitario con su mensaje colonialista. Regresó a Europa en 1904, donde publicó su informe que causó una gran conmoción. Muchos incluso dudaron de su autenticidad, pero el documento logró que el monarca cediera. Renunciando en 1908 a tener al Congo como posesión personal, convirtiéndose en colonia belga. Bélgica no estaba preparada para tenerla como posesión colonial, a diferencia de UK y Francia que contaban con una doctrina y experiencia en esos asuntos, los belgas carecían de ella.



El caso, lo convirtió sin querer en una persona famosa, que era perseguido por cientos de periodistas para que les hablara de su famoso descubrimiento. Ante la presión de los medios, decidió refugiarse en su natal Irlanda, donde encontró tranquilidad. Fue en esa estadia, en la cual se interesó y se enamoró de su tierra natal. A pesar de haber sido criado en un hogar probritánico, el sentimiento por Irlanda no se disipó. Incluso quiso estudiar el gaélico, lengua que hablaban los irlandeses antes de ser conquistados por los ingleses.


Pero su descanso, no duró mucho y retomó las labores diplomáticas esta vez en Río de Janeiro, por entonces capital de Brasil. Otra vez de nuevo a la aventura. Su permanencia en el país carioca no fue muy agradable. El clima húmedo afectaba su salud, las tareas burocráticas lo tenían atado. Hasta que le encomendaron una nueva misión a finales de 1910. En UK, se formó una comisión para investigar a la “Arana Company” que extraía caucho en el amazonas.


Esta empresa cotizaba acciones en la bolsa de Londres y era acusada por practicar un régimen de esclavitud y terror contra los indígenas amazónicos. A diferencia del Congo ( que era una especie de finca real), la zona del Putumayo le pertenecía al estado peruano. El presidente de ese entonces Augusto B Leguía, fervoroso britanófilo, se declaró dispuesto que la comisión investigara las actividades de la compañía cauchera. A su juicio, era un malentendido que se resolvería pronto. Los caucheros traían el progreso y el amor a la patria a “los potos calatos”, en esa recóndita región.

Iquitos 1910

Si perder el tiempo, la comisión partió a Iquitos haciendo escalas en la isla de Barbados (colonia británica) y Manaos en Brasil. Al llegar a “la capital peruana del caucho”, le pareció un sitio surrealista llena de contrastes. Por un lado, las mansiones (hechas con materiales importados de Europa) de “los barones del caucho” se alzaban imponentes. El comercio florecía, la urbe tenía vida propia, un pequeño tranvía circulaba, incluso decían que los ricos hacían lavar sus ropas en Lisboa. Por otro lado, la miseria era espantosa, ejércitos de chiquillos decalzos y zarrapastrosos pululaban las calles. Había muchas prostitutas brasileñas y otras que decían ser “francesas”, en busca de clientes. Las borracheras y apuestas estaban “a la orden del día”.

La casa de hierro Eiffel

También vio que en Iquitos , un mayor mestizaje racial al contrario del Congo, donde el racismo era marcado. Roger y sus colegas de la comisión fueron invitados por los gerentes de la compañia. El banquete le parecía digno de un césar, con una gastronomía que en UK sería inaudita. Cuando abordó el tema espinoso de los abusos contra los indígenas, la amistad con esos “caballeros” se terminó. Muchos se incomodaron, como si les hubiera dicho una blasfemia. Supo que iba ser más difícil de lo esperado.


Unos días despues, fue tratar de hablar con las autoridades el asunto. El prefecto los recibió en su despacho donde estaba colgado el retrato de Leguía, que le hacía recordar que el estado existía. Repitió el mismo monólogo pero al final dijo algunas verdades. La compañia pagaba los sueldos de los militares, policías y funcionarios que siempre llegaban atrasados por parte del gobierno. Sin ella la soberanía peruana sería historia ya que era amenazada por su competencia colombiana.



Sin dejarse convencer, partió a la cuenca del Putumayo considerado como un territorio sin ley ni orden. Solo prevalecía el más fuerte. La comisión viajaría a cada una de las caucherías más importantes para constatar las informaciones que hablaban de abusos ejercidos allí. Al llegar a la primera estación, vieron un espectáculo horripilante. Observaron como miles de indígenas transportaban el caucho cargando unos bultos cuya peso superaba toda lógica humana. También se percataron que tenían huellas de latigazos en sus cuerpos y marcados con las iniciales de la empresa.

El caucho: sangre que brota de los árboles

Unos barbadenses que trabajaban, se aprestaron a dar testimonios de lo ocurrido. Hablando de atrocidades que cometían los caucheros. Los relatos que incluían: torturas, masacres, inanición ,violaciones, sadismo y codicia extrema. Algunos comisionados, no pudieron soportar ese cúmulo de maldades que hablaban...pero Roger aguantó, ya tenía experiencia con el horror. Mientras recorrían las caucherías escuchaba historias similares, parecía que la maldad competía por inflingir el mayor sufrimiento a los hombres. Encontro singulares aparatos que estaban a la vista y paciencia de todos.



Encontraron un cepo que era utilizado para castigar a los indígenas que no cumplían su cuota de caucho, al verlo decidio probarlo y sintió un dolor indescriptible . Otra cosa que le llamó la atención fue unas balanzas que se utilizaban para pesar la materia prima recogida. Se dieron cuenta de que estaban trucadas al pesarse, las cantidades que se mostraban eran mínimas. Todo esto se hacía para explotar con más saña a los nativos.


Empezó a oir el nombre de un cauchero llamado Armando Normand, mitad peruano mitad inglés, se tejían muchas leyendas sobre él: Decían que era un abogado graduado en una prestigiosa universidad de Londres, también era conocido por asesinar por diversión a los nativos, incluso se rumoreaba de ser un depravado sexual metiéndoles ají en la vagina de las púberas amazónicas que tenía como concubinas, para excitarse. Muchos de sus colegas les fascinaba y les causaba risa sus “hazañas sexuales”, pero a él no le causo gracia esos comentarios. Decidió conocer en persona a ese siniestro personaje.

Las caucherías

Al llegar a su reino conoció a ese individuo: era un ser menudo, rubio, llevaba siempre un revolver y era acompañado por su harén. Su campamento era una pequeña fortaleza, hecha de empalizadas y vigilado por hombres armados con rifles winchesters. Al hablar sobre las acusaciones de ser un déspota asesino, justificó sus fechorías: escudándose en la ausencia del estado, el primitivismo de los indios y el ambiente hostil de la selva. El hombre no tenía remedio.

Un infierno en el paraíso

Hizo unos cálculos, estimaba que en 1890 vivían unos 50 000 boras, huitotos y andoques en la cuenca del Putumayo. Ahora en 1910, eran solo 15 000. esto graficaba la brutalidad en la que eran sometidos. Con estas reflexiones se volvió sin querer en un analista de la realidad peruana. Perú era y es un estado fallido. Era muy centralizado, en una capital llamada Lima que soñaba con París y vivía a espaldas del resto del país como una burbuja. La clase gobernante por ser corrupta, elitista e ignoraba los problemas que atravesaban los pueblos andinos, amazónicos y afroperuanos. Considerados ciudadanos de segunda clase. Para Roger el gobierno tenía la culpa por permitir este atropello, haciéndose “la vista gorda”ante sus crímenes. Para ellos, la empresa salvaguardaba los intereses peruanos en el Amazonas.


Arédomi y Omarino

Al regresar a Londres, se llevó a un par de niños nativos llamados Arédomi y Omarino, estos les fueron regalados por un cauchero. También los trabajadores barbadenses viajaron con él, retornando a Barbados. En la capital británica, dedicó a redactar el “blue book”, un documento que tendría una gran repercusión. Las conclusiones del informe alarmaron al gobierno peruano, avergonzado por este escándalo internacional, decidió sancionar duramente a los culpables. Mandaría fuerzas policiales y militares a la zona, también designaría a un juez especial para impartir justicia. Al principio satisfizo a la opinión pública. Pero transcurrió un año y sospechaban de que era solo una cortina de humo para tapar los abusos.


En octubre de 1911, Róger hizo un segundo viaje a Iquitos para ver si era cierto si “los barones del caucho” seguían explotando a los nativos. Al llegar comprobó que nada había cambiado. Supo que el magistrado, fue “desaparecido” y el estado terminó dando razón a los caucheros. Algunas personas de confianza le advirtieron de que no viajara al Putumayo, no saldría vivo de allí. Pero le suministraron valiosa información acerca de las actividades de la compañía. Le dijeron que era mejor entregárselo a él que al prefecto que dejaría que se apolillaran esos documentos. Casement comprendió otro problema de la realidad nacional: la desidia y corrupción de las autoridades.


Los caucheros

Tras confirmar que las caucherías seguían operando en sus “reinos feudales amazónicos”. La prensa internacional descargó su furia contra “la Arana company”. La presión mediática hizo que los principales bancos europeos y americanos dejara de suministrarle dinero. Julio Arana, magnate del caucho, fue citado en un tribunal en Londres para responder por crímenes de lesa humanidad contra las etnias amazónicas, por un afan desmedido de lucro.

Julio Arana 1864-1952

Arana, era el prototipo del empresario peruano. Al principio era un chico pobre que vendía sombreros en su natal Rioja, luego se metió al negocio del caucho que lo hizo rico. Tenía una mansión en Kensington (barrio acomodado de Londres), un palacete en Ginebra (Suiza) y una casa de playa en Biarrizt (sur de Francia). El juicio arruino su reputación y su delicada situación judicial, agravada por evidencia comprometedora, lo llevo a declarar su compañia en bancarrota. Fue el comienzo del fin para su emporio. La quiebra de su empresa, llevo a Iquitos a volver a esa ciudad aislada de la selva peruana, que alguna vez fue el símbolo de la extravagancia que produjo el boom del caucho con la abundancia de riqueza que emanaba.

Las oportunidades perdidas

Los hoteles cerraron, los viajes de los vapores se redujeron, la bulla se convirtió en silencio, hasta “las prostitutas francesas” se fueron en busca de nuevos horizontes. Las caucherías se convirtieron en pueblos fantasmas. Los esclavos aprovecharon para fugarse o rebelarse. Esto fue las terribles lecciones que dejó el boom del caucho, tan desaprovechado como hacer que el Perú salga del subdesarrollo. No sería el primero boom ni el último que nuestro país desaprovecharía.



El 3 de agosto de 1914, Inglaterra le declaró la guerra a Alemania al invadir Bélgica. Roger ahora convertido en un nacionalista radical tras retirarse del servicio diplomático. Vio el conflicto como una oportunidad para independizar Irlanda del dominio británico organizando un levantamiento. Casement viajó a Nueva York para reunirse con inmigrantes irlandeses, simpatizantes de la causa. Con ello reunió fondos y logística aprovechando la neutralidad de EEUU en ese entonces.

Placa conmemorativa de la estadía de Róger Casement en Baviera

Acordaron que viajaría a Alemania pasando por Noruega, un país no beligerante, acompañado por un guía noruego que sabía alemán. Los germanos le proporcionaría armas y entrenarían a un comando élite llamado “brigada irlandesa”, para luchar al lado de los insurgentes. La insurreción, pondría en peligro la retaguardia de los británicos y ponerlos fuera de combate. Al llegar a Berlín en el otoño de 1915, su salud no era muy buena y sus planes acerca de la rebelión no andaban muy bien. “La brigada irlandesa” era una unidad pequeña y con nula capacidad operativa. Durante el invierno se refugió en Baviera para alejarse del estrés que le ocasionaba la actividad política.


Proclamación de la independencia

Las malas noticias aumentaron, cuando los rebeldes irlandeses llamarían a la insurrección llevada a cabo por el mes de abril en Dublín. Casement se alarmó por esto, sería un suicidio iniciar una rebelión sin el apoyo militar de los alemanes. Conocía y estimaba a los líderes rebeldes destacándose el poeta místico y nacionalista Patrick Pearse. Solo conduciría a una terrible masacre si la iniciaban.


El frente de batalla europeo 1916

El levantamiento debía coincidir conn una importante ofensiva alemana por mar, aíre y tierra contra los ingleses apostados tanto en Flandes como en las islas británicas y en el mar del Norte. Eso distraería su atención. Desoyendo los consejos de sus anfitriones teutones, se embarcó en un submarino que lo llevaría a Irlanda. Al llegar, trataría de convencer a los insurrectos de su descabellada medida. Tras una penosa travesia llegó a su patria. Ser atrapado “infraganti”, por los ingleses, lo llevaría al cadalso.

Patrick Pearse proclamando la independencia

El 24 de abril de 1916, Patrick Pearse y otros dirigentes proclamaron la independencia de Irlanda en la oficina de correos. La insurrección comenzó...a pesar de que no tendrían apoyo germano para la causa. Fue una lucha desigual, que duró una semana. El centro de Dublin quedo arrasado por los brutales combates que dejaron cientos de víctimas en ambos lados. Los cabecillas fueron capturados tras rendirse y ejecutados por un pelotón de fusilamiento.


Róger, fue apresado unos días después de su accidentada llegada. Supo del terrible desenlace de la revolución y el hundimiento del barco que llevaba armas a los rebeldes. Fue confinado en la infame prisión de Pentoville, en las afueras de Londres. El héroe aclamado por ser defensor de los DDHH, condecorado con el título de Sir por el rey Jorge V. Era vilipendiado por esas mismas personas, acusándole de traidor. Muchos de sus amigos como los escritores Joseph Conrad ,Arthur Conan Doyle e incluso su propia familia le dieron la espalda.

El juicio a Róger Casement

El comprendió, ese odio a su persona. Esa gente que lo detestaba, eran ciudadanos honestos, muy patriotas. Tenían a sus hijos enlistados en el ejército, también quedaron desconsolados por tenerlos que despedirlos prematuramente. Para ellos eso era un insulto a su memoria. Incluso su carcelero lo odiaba con mayor fuerza, su único vástago murió despedazado un año antes y maldecía su suerte. Tenerlo en su presencia era la representación del enemigo que mató a su prole. Aunque con el paso del tiempo la relación entre los dos mejoró.


Su caso se peleó en los tribunales, el dramaturgo Bernand Shaw apoyó al acusado. Pero la evidencia que sepultó a Róger, fue la publicación de los “black diaries” , cuya autenticidad actualmente está en duda. Estos documentos relataban una escabrosa homosexualidad. El público inglés muy conservador en ese entonces, consideró que eso era peor que la traición a la patria. Casement, esperaba hasta el último momento que le ortogaran una pena menos severa.


Sus esperanzas se fueron “al caño”, al emitirse la sentencia que lo condenaba a morir en lo horca. El condenado asumió su sentencia con resignación. Ser colgado era destinado a los criminales vulgares le hubieses gustado ser fusilado. En sus últimos días se convirtió al catolicismo, también fue visitado por su prima querida Nina que trató de hacer agradable estos aciagos momentos, también estuvo su amiga la historiadora Alice que le inculcó ese amor por lo irlandés. Un día antes día antes de su ejecución, recibió un telegrama de Julio Arana pidiéndole que se retractara de su informe acusatorio contra él. Al leerlo lo mandó al diablo.



El 3 de agosto fue llevado al patíbulo. El reo se enfrentó a la hora final con valentía. La historia terminó rehabilitando su memoria. En 1921, los irlandeses lucharon como guerrilla durante dos años contra los ingleses, Irlanda se independizó de UK. El sueño de Casement se cumplió. A mediados de los años 60, su cuerpo fue repatriado a su patria, donde pudo descansar en la tierra que tanto amó.