viernes, 1 de julio de 2011

La cagada del diablo

"Detrás de una fortuna hay un crimen" Honore de Balzac



Basada en la novela de Upton Sinclair (1878-1968), escritor simpatizante del socialismo libertario. A diferencia de los escritores de “la generación perdida” ( Hemingway, Fitzgerald, Doss Passos y Faulkauner). No emigró a París como los demás, prefiriendo quedarse (combatiendo con su arma más poderosa: su pluma) a los grandes magnates como Rockefeller, Vanderbilt, J P Morgan y W R Hearst, que habían convertido la tierra de la libertad en una propiedad más.

"Con el dinero sucede lo mismo que con el papel higiénico; cuando se necesita, se necesita urgentemente."

Mientras la mayoría de los autores, trataban en sus obras el punto de vista de los americanos cultos, caricaturas de la realidad americana y auto exiliados. Su temática literaria se basó en lo que sentía el americano promedio con sus pasiones, frustraciones y alegrías. Desmarcándose de la imagen creada por Hollywood acerca de los estadounidenses.


Su primera novela “La jungla” es el retrato espeluznante de las condiciones de trabajo que se realizaban en los mataderos de Chicago. La publicación del libro causó conmoción en la sociedad de ese entonces. Esto obligó al gobierno a decretar una serie de leyes que mejoraban la condición de los obreros. Pero eso no le bastó, creó una comunidad socialista en Nueva Jersey, abandonada un año después debido al incendio del edificio y el boicot de la prensa.


El literato postuló para un cargo público. No tenía padrinos que le dieran “apoyo sustancial”. El creía que la voz del pueblo podía llevar a la sociedad a ser próspera y moderna, no las grandes fortunas acumuladas de los pluctócratas. Según su visión: El pueblo es más grande y poderoso que todos los ricos y sus mercenarios juntos (policía, ejército, gobierno, tribunales, servicios de inteligencia e iglesia). En 1943 gano el premio Pulitzer, como reconocimiento a su trayectoria.


Para el momento de su muerte acaecida en noviembre de 1968, el pueblo estadounidense luchaba por su dignidad. (los afroamericanos buscando ser tratados como verdaderos ciudadanos sin el riesgo de ser linchados o discriminados en los autobuses por su color de piel y los jóvenes negándose a participar en una guerra absurda como la de Vietnam que solo iban a morir los más pobres). Ante este panorama pudo descansar en paz. Su lucha no había sido en vano.


Daniel Plainview, una mezcla de antepasados alemanes, cheyenes e irlandeses. Su apellido deriva de Planweizt usado por sus abuelos y bisabuelos cuando cruzaron el Atlántico desde algún lugar de Sajonia. Era un empobrecido minero que no tenía “donde caerse muerto”. Pero sin distraernos del tema, el minero sufrió un horrible accidente. Esto lo hizo comprender que así nunca saldría del abismo de la pobreza, era el año de 1898. Mientras soportaba el dolor de trabajar en ese hueco infernal, EEUU invadía Cuba y Filipinas, un par de islas infestadas de malaria y fiebre amarilla, que pasaron de ser colonias españolas a protectorados yanquis. 4 años después, incursionaba en la extracción del oro negro.



Lo acompañaba un personaje peculiar, un bebe de pocos meses de nacido (hijo de un compañero muerto), que solo se conocido por las iniciales de HW Plainview. Lo bautizó de brea como un miembro más de esta nueva religión cuyo dios máximo era la Standar Oil ( monopolio de J R Rockefeller).

Exxon empresa nieta de la Standard Oil

Se convertiría en padre y madre del muchacho. En la historia jamás se le conoce el nombre de su madre. Se incomodaba si tocaban ese tema. La relación entre padre e hijo fue la clásica relación entre los futuros empresarios y su prole. El hijo fue un diligente colaborador de su padre. A su temprana edad lo acompañaba en todas sus reuniones que tenía con los granjeros para que les vendieran sus tierras y extraer sus riquezas en el suelo.


Un buen día de 1911, un mozuelo llamado Paul Sunday, le pasó un dato de que había un yacimiento de petróleo ubicado en la granja de su familia allá por California. Tras el terremoto de 1906 que asoló la región, el líquido negro brotaba del suelo, como el maná. Como bendecidos por la naturaleza Plainview y su hijo fueron por “el santo grial”.


En ese terreno baldío vivía la familia Sunday, típico grupo del Oeste, que era presidido por un “pater familia” ya anciano llamado Abrahan. El verdadero poder lo representaba su hijo Eli, hermano gemelo de Paul. Era un predicador carismático (demasiado chibolo para hacerlo) que curaba enfermos y expulsaba demonios. Los servicios religiosos eran el único entretenimiento del pueblo.


El autor utiliza su figura, para mostrar su excepticismo frente a la religión, sobretodo el fundamentalismo cristiano, que lo consideraba un cáncer tan nocivo que iba de la mano con la plutocracia, otro mal que combatía. El fanatismo no permitía que las personas tuvieran un pensamiento crítico ni cuestionaran las cosas, convirtiéndolos en seres autómatas y sumisos. Basta con decirle que la Biblia es un libro tan infalible como el libro Rojo de Mao o el libro Verde de Gadafi, para manipular a la gente acerca de una falsa promesa de salvación.


Entre los presentes se encontraba una niña llamada Mary, tímida y temerosa tanto de Dios como del hombre, hermana menor del clan de los Sunday. Tenía casi la misma edad de H W. Ambos congenieron rápidamente. Tener un compañero con quien jugar le hacía olvidar el ambiente de miedo y fervor religioso que la mantenían hecha una prisionera. Una vez le contó a H W que le pegaron por no haber rezado.

Una vez retirados las mujeres del comedor, se comenzó la negociación para la compra de sus tierras que serían usadas para la perforación. El predicador mostró mucho tacto para los negoccios. Demostrando que se puede ser fiel a dos amos sin tapujos: Dios y el oro; porque son uno solo. Finalmente se acepto con la condición de que Plainview hiciera donaciones a la iglesia.


El solitario desierto se llenaría de vida con la instalación de un campamento de obreros que construirían las torres. El dato era cierto, el petróleo salió como el agua chorreante . La llamarada que impresionó a Zaratustra hacía miles de años, era la bendición de la madre tierra que adoraban los apaches (que una generación atrás fueron exterminados y expulsados de sus tierras). Plainview se convertiría en un hombre rico y poderososo pero solo era el comienzo de un proyecto siniestro además de extraño.

Unos meses después, inauguró la plataforma, el hecho fue celebrada por la aldea y bendecida por Eli Sunday. La bautizaron como Mary, la amiguita de su vástago, a ella le causaba gran escozor ese señor, con su mirada maliciosa típica de los pedófilos. Dudaba de sus intenciones verdaderas...pero más le daba miedo su hermano que maltrataba psicológicamente y físicamente a su padre, además ejercicía sutilmente un régimen teocrático.


Una aciaga tarde, HW descansaba en una de las torres cuando fue sacudida por una violenta explosión. El chico sobrevivió pero perdió la audición de manera irreversible, sin querer deterioró la relación que tenía con su padre...ya no lo consideraba útil. Poco a poco fue desentendiéndose del chico, encargando su crianza y educación a terceros...hasta contrató a un profesor que sabía el lenguaje de los sordomudos.

Unos días después del incidente se presentó un extraño hombre que se llamaba Henry y decía ser su hermano. Por motivos que desconocemos, abandanó a su familia para hacer fortuna. Le suplicó que le diera trabajo, el desconcertado se lo da . Se siente raro tener a frente a frente a su "hermano". Lo consideraba una amenaza para su tranquilidad. Lo emplea como topógrafo para ver los terrenos donde se harían las perforaciones para el oleoducto. Se gana su confianza pero eso es lo que le hace creer. Le cuenta en una noche solitaria que su meta no es ser millonario sino tener esa fortuna para vivir una vida ermitaña.


En una de esas noches sombrías descubrió que ese hombre no era su hermano sino un amigo de él y le confiesa que murió de tuberculosis hacía mucho tiempo. Esta desgarradora confesión no le salvo de ser asesinado como un perro y enterrado en un sencillo hueco. Fue la máxima degradación que Plainview había llegado, el ambiete refleja ese índice de maldad.



Poco después de asesinar al impostor, la historia da un giro sorprendente. Decide convertirse a la iglesia del pastor Eli Sunday como condición para comprar los terrenos listos para perforar. El bautismo se caracterizó por las humillaciones, fanatismo e imbecibilidad que tuvo que soportar para alcanzar su meta. El oleoducto llevaría el líquido que lo haría rico.


Corría el año de 1927, H W se casaba con la novia de toda la vida, Mary. Ellos emplearon el lenguaje de los sordomudos para expresar su amor. Uno de los ausentes más notables era su padre. El ya era un sexagenario recluido en su mansión estilo Tudor en los Angeles, convertido en un alcohólico desquiciado (a pesar de que el alcohol estaba prohibido, bebía whisky sin problemas), de vez en cuando realizaba disparos al azar por la sala.

En un lúgubre atardecer lo visitó su prole que le hablaba de tener su propia empresa petrolífera que explotaría yacimientos en México. A su progenitor le cayó como baldazo de agua fría, el se convertiría en su competencia, lo humilló delante de su intérprete, se burló de sus discapacidades físicas y le dijo que no era su hijo sino adoptado. Lo usaba para entercener a sus clientes. Él conservó su dignidad y se retira silenciosamente de ese manicomio.

Unas horas más tarde, estaba tirado en su sala de bolos durmiendo como un vago. Hasta que su asistente le avisó que el pastor Eli Sunday lo visitaba. Él con un gesto dulce y burlón lo saludaba. Hablaron de los tiempos pasados y también presentes. El religioso habló todo el tiempo y contó que incursionaba en la radio pero le dice que necesita que la haga un préstamo.


El viejo magnate herido pero no derrotado le ordena que diga que “Dios no existe”. La tensión afloró en la sala...de repente la furia se apodero del millonario, quería descargar toda su ira contra ese mequetrefe, farsante y manipulador que lo había humillado por un “plato de lentejas” (Pozo de petróleo), considerarse un socio de su imperio. Le recordó que su hermano Paul se merecía el crédito por convertirlo en millonario. Ser cuñado de su "hijo" no lo salvaba de su ira.


Lo atacó con bolas de boliche, se tropezaba con el suelo encerado de la pista. Se jactaba de forma grotesca de ser la rencarnación de Dios y lo insultaba de hipócrita e interesado. Con una pieza de bolos lo golpeó hasta matarlo, “la sangre llegó al río””. Al bajar al sótano su asistente para ver lo que ocurría, Plainview le respondió de manera triunfal “Ya terminé”. La saga del excremento del diablo concluía de manera cruel.