jueves, 1 de noviembre de 2012

El mito viviente de Gastby



Francis Scott Fitzgerald (1896-1940), tuvo en su corta vida una carrera marcada por su talentosa vena literaria así como el ocaso de su vida simbolizada por la tragedia. Perteneció al movimiento de “La generación perdida” donde fueron miembros destacables como los nobeles de literatura: El aventurero suicida Ernesto Hemingway y el sureño atávico William Faulkner  más la critica Gertrude Stein. Con ello me adentro en la narrativa norteamericana, que empecé a investigar desde las letras contestarías de Upton Sinclair.



A diferencia del autor que he mencionado en este blog, Scott Fitzgerald  nació prácticamente en “cuna de oro”. Piso por primera vez los pasillos de la universidad elitista de Princeton en 1913, se destaco por ser un playboy frívolo, talento precoz para las letras con obras de teatro de tipo cómico y anhelar ser miembro del equipo de fútbol americano de su alma máter. Todos esos primeros años de formación intelectual los plasmaría en su primera novela “Al este del Paraíso”.



Pero la entrada de EEUU en la I guerra mundial, por abril de 1917, hizo que el joven abandonara los estudios y se alistara en la milicia. Pero para bien o para mal el armisticio llego mientras recibía instrucción militar…en cambio al otro lado del mundo su futuro rival literario Hemingway no tuvo la suerte de que el conflicto no se redujera a “un mero capricho juvenil” como tuvo el primero, ya que sufrió en carne propia en el frente italiano los estragos físicos y espirituales de misma, que seria inspiración de “Adiós a las armas”. 


 
Pero “el soldado frustrado” no se desanimo y se dirigió a Nueva York a buscar fortuna. La urbe vivía “los locos años 20”. Caracterizados por el Jazz, el Charleston, las fiestas extravagantes, la doble moral de la prohibición del alcohol, los carros lujosos, las estrellas del cine mudo y la frivolidad juvenil. Es una época de felicidad absoluta donde empezaría a publicar sus primeros escritos seria también simbolizada en su matrimonio con Zelda Sayre (1900-1948), una millonaria heredera de Alabama que conoció mientras hacia su servicio militar. Un año después nació su hija Frances y parecía que el porvenir le sonreía.



En 1925, se traslado con su familia a Francia, estableciéndose en París  Allí frecuenta los círculos literarios donde se hallaba el infaltable Hemingway y otros literatos expatriados que exponían su talento literario en los cafés parisinos en medio del Whisky, los cigarros, el francés y los recuerdos de la “Gran Guerra” o de la vida pasada en América. Su estadía se caracterizo por el derroche y la extravagancia que fueron la materia gris para la creación de otra novela que lo haría famoso en la posteridad “El gran Gastby”.



“El gran Gastby”, considerada por muchos como un relato perfecto. Es la vida de un mito viviente llamado o que se hace llamar Jay Gastby que mucha gente ha oído hablar, asistir inclusive a sus llamativas fiestas en su mansión…pero pocos conocían lo que se ocultaba detrás de la mascara que llevaba como un millonario enigmático. Nick Carraway, alter ego del autor, va desentrañando la verdad oculta en medio de una sincera amistad que va desarrollando con el protagonista. Descubre que el esta enamorada de su prima Daysi que esta casada infelizmente con el magnate Tom Buchanan que prefiere jugar polo y juntarse con su amante en vez de estar con su mujer. 

.


Por ello en el relato, se describe la relación adultera entre Daysi y Gastby comenzando cuando se vuelven a reencontrar en una fiesta hecha en su residencia hasta que culmina con la revelación de su infidelidad y el asesinato de este ultimo. El tiene que crear una identidad para ocultar sus orígenes muy humildes para conquistar el corazón de su amor imposible, siendo visto por los millonarios (especialmente el esposo de Daysi) como un advenedizo. Entre la protagonista y Zelda hay muchas similitudes empezando por su manera de vestir, que son rubias y su origen aristocrático en cada párrafo de principio a fin que las hacen parecer la misma persona.



El crack del 29, hizo que Scott Fitzgerald tuviera apuros económicos esto se agregaba con la enfermedad mental que sufría su mujer, la obliga internarse en un sanatorio mental en Suiza. A partir de 1930, tuvo que regresar a EEUU convirtiéndose en guionista de Hollywood para sortear la terrible crisis económica que padecía. En 1934, publica la novela “Suave es la noche” que ejemplifica el derrumbe de su estrella. El alcoholismo, el olvido y los intentos de suicidio marcaron los últimos años de su vida. Falleció el 21 de diciembre de 1940, un año antes de que EEUU entrara en la II guerra mundial, por un paro cardíaco en la ciudad de Los Ángeles mientras escribía “El ultimo magnate”. Zelda fallecería unos años después en un incendio del sanatorio donde se encontraba.



El autor tuvo un final muy parecido con Gastby, aquel personaje donde todos querían estar pero al final solo unos cuantos en su funeral. Es decir que vivió una época de esplendor y luego se sumió en el anonimato y la ruina. Un baile de mascaras llenas de frivolidad, lujo y bailes donde los protagonistas de sus novelas esconden una serie de taras morales y sociales con tal de estar en el máximo escalafón aunque esto llevaría mentiras de por medio. Ese fue el gran legado del mito viviente.